Un rebelde, un vanguardista, un vino con sentido.
Sucedió en una época en que la visión del vino en Chile era muy conservadora, sin apartarse nunca de vinos de una sola cepa. Fue entonces cuando el fundador -un visionario por definición- tomó sus mejores vinos tintos de las dos cepas emblemáticas de Chile y procedió a mezclarlos… Así nació Primus; del latín, el primero entre sus pares. El primero en vivir sin límites.
Entusiasmados por el éxito del primer ensamblaje, se decidió darle vuelo propio a los dos vinos que compusieron esa primera mezcla: un Cabernet Sauvignon y un Carménère provenientes de parcelas muy específicas de los mejores valles de Chile para la producción de vino tinto.
El espíritu intrépido de la primera mezcla guía estos vinos y busca constantemente nuevas posibilidades. Representando innovación, calidad y originalidad, Primus no solo se esfuerza por ser el primero, sino también el mejor.
